INICIATIVA vs INERCIA y la ley de Parkinson

Una ventaja importante de ser un emprendedor es la de la INICIATIVA. Si no ejercita su capacidad de iniciativa, nunca será capaz de controla su tiempo.

La iniciativa es la capacidad para ver una necesidad, para planificar cómo cumplir con ella, para determinar el tiempo adecuado para tomar las medidas necesarias, y por último, para proceder sin que nadie le indique cómo.

Sin iniciativa, todo el talento y la capacidad que pueda usted tener puede quedar inutilizada e incompleta.

Sin iniciativa, la fijación de metas se convierte en un ejercicio inútil.

Podríamos denominar la iniciativa como la capacidad de manejar sus propias cuerdas en lugar de vivir como una marioneta que se mueve solamente cuando alguien más tira de ellas. Los beneficios de ejercitar la iniciativa y de aprovechar su propia motivación son ilimitados.

Como emprendedor que ejercita la iniciativa, usted asume responsabilidades para cubrir las necesidades que haya que cubrir en el momento adecuado y de la forma oportuna, sin presiones ni supervisiones. Incluso si su trabajo requiere que usted discuta las necesidades y las fechas límite con otras personas, usted, como emprendedor asumirá la responsabilidad de iniciar las reuniones que considere adecuadas en el momento oportuno y para buscar la forma de realizar una contribución apropiada, a fin de cumplir con las metas de la organización.

Cuando no existe iniciativa, se actúa por INERCIA. Es la iniciativa la fuerza que provoca que usted se levante por las mañanas y que comience un día productivo tanto si depende de un horario como si no.

Cuando la inercia se apodera de usted, se suele escuchar lo siguiente: “Que suerte que este trabajo no requiere un horario fijo. Por primera vez en mi vida puedo dormir hasta la hora que quiera”.

Probablemente ya estará usted familiarizado con la ley de Parkinson, que dice que el trabajo se extiende a fin de llenar el tiempo destinado a su conclusión. Esta ley puede aplicarse tanto para tareas pequeñas como para tareas pendientes.

Si reserva 2 horas para dirigir una reunión, probablemente utilizará todo ese tiempo. Pero si solamente se concede una hora, será capaz igualmente de desarrollar la reunión en ese tiempo. Si usted se reserva una hora en su espequema de trabajo diario para atender la correspondencia, tenderá a utilizar la hora completa aunque solamente tenga tres cartas que dictar. Un vendedor que normalmente dedique una hora a realizar llamadas telefónicas, tenderá a llenar ese tiempo tanto si se trata de cinco llamadas como si se trata de veinte. Cuando usted establece una fecha límite para terminar un trabajo concreto o para alcanzar una meta, su compromiso mental para cumplir esa fecha, actuará como un resorte automático para alertar al organismo de que tome las medidas adecuadas. Además, cuando usted sabe que se va acercando la fecha límite, mejora la concentración, mantiene un alto nivel de interés, y experimenta una fuerza interior capaz de dar lo mejor de usted mismo.

INICIATIVA

INERCIA

La iniciativa se pone en marcha cuando un directivo afronta un problema potencial, analiza la causa y toma medidas o sugiere  las acciones correctivas necesarias de forma inmediata.

La inercia hace que ese mismo directivo se siente calladamente en su despacho preguntándose cuándo va a ser alguien más que despierte y vea el problema.

La iniciativa es la fuerza capaz de enviar a un vendedor a una entrevista con entusiasmo y con expectativas positivas de que la venta se va a cerrar.

La inercia hace que ese mismo vendedor se siente en un café con una taza en la mano y tema asistir a la cita siguiente por miedo a ser rechazado.

La iniciativa le permite emprender un trabajo importante inmediatamente., con entusiasmo.

La inercia, sin embargo, lleva a decir: “Este trabajo es demasiado importante como para comenzarlo tan avanzada la semana. Pensaré en ello durante el fin de semana y me pondré a trabajar la semana que viene”.

La iniciativa le ayuda a percibir nuevas posibilidades en su organización, a considerar las acciones posibles, y a presentar sus ideas para su toma en consideración.

La inercia se traduce en quejas, en culpar a los demás y en esperar a que le digan lo que tiene que hacer.